sábado, 1 de mayo de 2010

Más allá del fallo, la UBA ratificó la contaminación de la ilegal Botnia

Las pruebas presentadas en La Haya por la Argentina fueron consideradas “insuficientes”. El fallo de la Corte Internacional de Justicia no conformó a la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aries, que emitió un comunicado donde ratifica los efectos contaminantes en el medio ambiente de la ilegal planta que funciona en Fray Bentos.

Sus conclusiones se basan en informes técnicos de investigadores de esa alta casa de estudios que participaron del relevamiento al río Uruguay, el cual fue fuente de los alegatos argentinos en la demanda contra Uruguay y Botnia. En este camino, corroboran que “la actividad de la pastera no es inocua para el medioambiente y que no fue bien elegido el lugar del enclave”.

Cianobacterias en el río

Los biólogos de Exactas realizan mediciones desde que la planta abrió sus puertas hace dos años. El equipo de limnólogos, encabezado por Irina Izaguirre, del Departamento de Ecología, Genética y Evolución, dio a conocer que “los resultados mostraron que en el período operacional algunas variables medidas presentaron importantes cambios, principalmente en la zona de influencia de Botnia”. En particular, los investigadores afirmaron que se detectó un aumento de la presencia de nutrientes, “evidenciado por un incremento de fito y zooplantación”.
Los limnólogos también tomaron parte de la evaluación de la mancha blanca, cuyas imágenes inundaron las tapas de los diarios el 4 de febrero de 2009. Ese día, las condiciones del río Uruguay eran calmas y, de acuerdo al registro de los investigadores, “la superficie del agua mostraba en ese momento un cúmulo flotante de varios kilómetros de superficie desde la zona frente a Botnia”.
“La mancha resultó ser una floración de algas verdeazules, conocidas como cianobacterias, cuya magnitud no tuvo precedentes para el canal principal del río Uruguay. “La abundancia de algas alcanzó 18 millones de células por mililitro, lo cual excede el nivel indicado por la Organización Mundial de la Salud como nivel de alerta 3, peligroso para la salud humana”, se explicó en la publicación oficial de Exactas de la UBA.
La facultad va más allá y explica que la abundancia de algas “fue mil veces mayor que el máximo histórico registrado” en el río Uruguay. “Cabe señalar que estas algas producen cianotoxinas que se liberan particularmente cuando hay roturas celulares como las que se observaron al analizar las muestras del cúmulo al microscopio”, indican los investigadores y especifican que, “combinados con la floración algal, se observaron productos que estarían asociados a los efluentes de la planta”.
El Laboratorio de Anatomía y Embriología Vegetal de la Facultad pudo comprobar la presencia de fibras de celulosa que se corresponden con la especie Eucalyptus globulus, una de las especies de árbol utilizadas por la ilegal Botnia para la producción de pasta. Sin embargo, y de acuerdo con el texto del fallo de La Haya, “no se logró probar que haya sido generado por los efluentes de Botnia”.

Tóxicos en la atmósfera

Desde que la ilegal pastera abrió sus puertas, otro de los elementos que sufrió alteraciones fue el aire. Este punto formó parte de los alegatos argentinos, pero la variable atmosférica no fue considerada por el Tribunal Internacional.
El equipo argentino responsable del componente atmosférico de los estudios, encabezado por Inés Camilloni, investigadora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos, había determinado para la línea de base que “no se detectó sulfuro de hidrógeno (H2S) en el aire de la zona de influencia de Botnia” y que “las concentraciones de otros contaminantes medidos no superan las normas nacionales e internacionales de calidad de aire”.
Sin embargo, con la planta en marcha se detectaron cambios. “De acuerdo a las mediciones de la calidad del aire realizadas entre el 1º de julio de 2008 y el 31 de marzo de 2009 sobre el sector argentino, se comprobó que en 78 días se detectaron valores de concentración de sulfuro de hidrógeno superiores al nivel de detección de olor durante una o más horas”. Si bien no es causante de trastornos severos a la salud, este sulfuro (de característico olor a “huevo podrido”) puede provocar molestias y, en particular, afecta calidad de vida de los vecinos a la planta.
El primero de los eventos se registró el 26 de enero de 2009 cuando se generaron 1.800 denuncias de vecinos por el olor nauseabundo que ingresó en sus hogares. “Las mediciones
de calidad de aire realizadas en Argentina mostraron valores por encima del umbral de detección de olor durante varias horas y las simulaciones realizadas confirman el ingreso de los contaminantes al territorio argentino y, principalmente, a la ciudad de Gualeguaychú”.
El segundo caso se dio días después, más precisamente el 10 de febrero, con parámetros similares al episodio de enero. Ambos eventos, junto con el análisis de otras situaciones en las que se detectó mal olor fueron presentados en el informe técnico entregado a la Corte de La Haya el 30 de junio de 2009. Se sabe que esos episodios de contaminación fueron desechados por la Corte Internacional de Justicia.
“La pastera no debería haberse instalado dónde está”, indicaron. “El emplazamiento
de la industria no es el apropiado desde el punto de vista de la capacidad de la atmósfera para diluir contaminantes y porque favorece su transporte hacia territorio argentino”. Lo anterior se fundamenta en el hecho de que la atmósfera de la región “presenta un volumen limitado para la dilución de contaminantes” y que “los vientos soplan hacia la Argentina en el 72 por ciento de los casos en los que no hay calma, favoreciendo las posibilidades de
contaminación transfronteriza”, según explica en un artículo el periodista Armando Doria, publicado en el órgano de difusión del Área de Comunicación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

El Dato

Los equipos de Exactas son los siguientes:

* Equipo del componente aire
Investigadores responsables: Dra. Inés Camilloni, Dr. Vicente Barros, Dra. Moira Doyle. Colaboradoras: María Eugenia Bontempi y María Guillermina Aguirre.

* Equipo de limnología
Investigadores Responsables: Dra. Irina Izaguirre, Dra. Inés O. Farrell, Dra. Haydée Pizarro y Lic. María Cristina Marinone. Colaboradores: Dra. Silvina Menu Marque, Dra. Alicia Vinocur, Dra. María Soledad Fontanarrosa, Dra. Luz Allende, Dr. Rodrigo Sinistro, Dra.
Patricia Rodríguez, Lic. María Laura Sánchez, Lic. María Solange Vera, Lic. María Romina Schiaffino.
http://www.diarioelargentino.com.ar/notas.php?id=54179

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