A fines del mes próximo los togados jueces del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya escucharán los alegatos finales de Uruguay y Argentina en el juicio sobre la instalación de Botnia. Y Uruguay llega a esa instancia con el aliento de nuevos estudios exhaustivos que vuelven a acreditar la falta de impactos ambientales en la acción de la gran fábrica de celulosa, que es el tema que subyace a todo el diferendo. Botnia, incluso, significará una mejora para las aguas del río, al asumir desde octubre en sus facilidades el tratamiento de las aguas servidas de Fray Bentos, que eran arrojadas sin tratar. Como ocurre, dicho sea de paso, con las de Gualeguaychú.
Ya en instancias decisivas para el juicio que se desarrolla en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, buenas noticias abonan la posición uruguaya en el contencioso con Argentina a propósito de la instalación de una planta de celulosa en la margen izquierda del Río Uruguay.
Es que acaban de presentarse en Montevideo los resultados recogidos en los últimos seis meses en el marco de un estudio de largo aliento sobre la calidad del agua del Río Uruguay y del aire en las inmediaciones de la planta. Realizados por la Comisión de Seguimiento uruguaya, estos análisis ponen en evidencia que Botnia nunca traspasó los límites que se consideran apropiados para cada uno de los potenciales contaminantes. Y que, en lo que viene a ser el tercer semestre de actividad fabril, la planta tuvo un desempeño ambiental aún mejor que el logrado en los primeros semestres.
Los excelentes resultados se divulgaron en el marco de una conferencia presidida por el canciller Gonzalo Fernández y de la que también participaron el ministro de Vivienda y Medio Ambiente, Carlos Colacce, así como el intendente de Río Negro, Omar Lafluf, y el presidente del directorio de OSE, Martín Ponce de León, entre otras autoridades nacionales y miembros de la comisión que realizó el estudio. El mismo abarca la evaluación de 30 parámetros en cuanto a la eventual liberación de efluentes líquidos contaminantes así como de 10 variables en cuanto a emisiones gaseosas y 15 más relacionadas con posibles residuos líquidos, ofreciendo así un panorama amplio y fidedigno sobre los resultados ambientales del funcionamiento de la planta.
La divulgación de este estudio exhaustivo, que se suma a varios otros análisis aprobatorios que el funcionamiento de Botnia mereció de entidades extranjeras de estudio y consultoría ambiental es particularmente oportuna, en tanto entre la última semana de setiembre y la primera de octubre el Tribunal de La Haya se reunirá para escuchar las últimas alegaciones de cada parte antes de emitir su veredicto. Y en materia de ausencia de contaminación Uruguay cuenta con muy sólidos fundamentos para rebatir la alegación en contrario de Argentina.
De todos modos, cabe recordar que el tema central del juicio no es en sí la contaminación sino el cumplimiento por parte de Uruguay de los términos del tratado entre ambos países sobre el río limítrofe. También en esa materia la posición de Uruguay es fuerte -hasta la página en Internet de la Cancillería argentina se felicitó en su momento de haber resuelto el diferendo con Uruguay sobre el tema- no hay que perder de vista que la contaminación es uno de los elementos que los jueces seguramente van a tener en cuenta, pero no el objeto del juicio.
En esta materia Uruguay incluso tuvo una mala sorpresa cuando reclamó en La Haya una decisión señalando la ilicitud del corte de puentes con que presuntos ambientalistas entrerrianos pretendían presionar al país. En ese caso la corte no se pronunció en tanto esa materia no había sido la sometida a su decisión, mientras que el bloqueo en los puentes no impidió la continuación de las obras de la planta. No puede existir duda jurídica sobre la ilicitud del corte ni de la actitud pasiva del gobierno argentino en torno al retiro de los piquetes. No obstante, La Haya se pronuncia solamente sobre el tema que es llamado a juzgar con el concurso de 15 destacados magistrados de todo el mundo. Por otra parte, litigar en La Haya significa un esfuerzo económico considerable, incluso para la tesorería de un país, lo que condiciona la posibilidad de plantear allí nuevos contenciosos.
De todos modos, todo el conflicto arrancó de la alegación entrerriana de que Botnia contaminaba, bajo lemas que asimilaban a Botnia con una amenaza de muerte. Y los hechos demuestran insistentemente que no es así: en los últimos seis meses el único efecto negativo sobre el medio ambiente fueron algunas horas de mal olor que en ocasión única afectaron a Fray Bentos y Gualeguaychú.
Y Botnia no solamente ha mejorado su propia gestión ambiental sino que significará a breve plazo una sensible mejora en la calidad de las aguas del río, al asumir en las instalaciones de la planta el tratamiento de las aguas servidas de Fray Bentos. Ya se está construyendo la conexión sanitaria que se requiere, y se estima que en octubre podrá estar en funcionamiento. Botnia trata diariamente un volumen de agua mucho mayor que el resultante del saneamiento fraybentino, por lo que puede asumir ese desafío sin dificultades. Y las aguas servidas de la ciudad hasta ahora se arrojaban sin tratamiento -como ocurre y seguirá ocurriendo con las de Gualeguaychú- al río Uruguay.
Ya en instancias decisivas para el juicio que se desarrolla en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, buenas noticias abonan la posición uruguaya en el contencioso con Argentina a propósito de la instalación de una planta de celulosa en la margen izquierda del Río Uruguay.
Es que acaban de presentarse en Montevideo los resultados recogidos en los últimos seis meses en el marco de un estudio de largo aliento sobre la calidad del agua del Río Uruguay y del aire en las inmediaciones de la planta. Realizados por la Comisión de Seguimiento uruguaya, estos análisis ponen en evidencia que Botnia nunca traspasó los límites que se consideran apropiados para cada uno de los potenciales contaminantes. Y que, en lo que viene a ser el tercer semestre de actividad fabril, la planta tuvo un desempeño ambiental aún mejor que el logrado en los primeros semestres.
Los excelentes resultados se divulgaron en el marco de una conferencia presidida por el canciller Gonzalo Fernández y de la que también participaron el ministro de Vivienda y Medio Ambiente, Carlos Colacce, así como el intendente de Río Negro, Omar Lafluf, y el presidente del directorio de OSE, Martín Ponce de León, entre otras autoridades nacionales y miembros de la comisión que realizó el estudio. El mismo abarca la evaluación de 30 parámetros en cuanto a la eventual liberación de efluentes líquidos contaminantes así como de 10 variables en cuanto a emisiones gaseosas y 15 más relacionadas con posibles residuos líquidos, ofreciendo así un panorama amplio y fidedigno sobre los resultados ambientales del funcionamiento de la planta.
La divulgación de este estudio exhaustivo, que se suma a varios otros análisis aprobatorios que el funcionamiento de Botnia mereció de entidades extranjeras de estudio y consultoría ambiental es particularmente oportuna, en tanto entre la última semana de setiembre y la primera de octubre el Tribunal de La Haya se reunirá para escuchar las últimas alegaciones de cada parte antes de emitir su veredicto. Y en materia de ausencia de contaminación Uruguay cuenta con muy sólidos fundamentos para rebatir la alegación en contrario de Argentina.
De todos modos, cabe recordar que el tema central del juicio no es en sí la contaminación sino el cumplimiento por parte de Uruguay de los términos del tratado entre ambos países sobre el río limítrofe. También en esa materia la posición de Uruguay es fuerte -hasta la página en Internet de la Cancillería argentina se felicitó en su momento de haber resuelto el diferendo con Uruguay sobre el tema- no hay que perder de vista que la contaminación es uno de los elementos que los jueces seguramente van a tener en cuenta, pero no el objeto del juicio.
En esta materia Uruguay incluso tuvo una mala sorpresa cuando reclamó en La Haya una decisión señalando la ilicitud del corte de puentes con que presuntos ambientalistas entrerrianos pretendían presionar al país. En ese caso la corte no se pronunció en tanto esa materia no había sido la sometida a su decisión, mientras que el bloqueo en los puentes no impidió la continuación de las obras de la planta. No puede existir duda jurídica sobre la ilicitud del corte ni de la actitud pasiva del gobierno argentino en torno al retiro de los piquetes. No obstante, La Haya se pronuncia solamente sobre el tema que es llamado a juzgar con el concurso de 15 destacados magistrados de todo el mundo. Por otra parte, litigar en La Haya significa un esfuerzo económico considerable, incluso para la tesorería de un país, lo que condiciona la posibilidad de plantear allí nuevos contenciosos.
De todos modos, todo el conflicto arrancó de la alegación entrerriana de que Botnia contaminaba, bajo lemas que asimilaban a Botnia con una amenaza de muerte. Y los hechos demuestran insistentemente que no es así: en los últimos seis meses el único efecto negativo sobre el medio ambiente fueron algunas horas de mal olor que en ocasión única afectaron a Fray Bentos y Gualeguaychú.
Y Botnia no solamente ha mejorado su propia gestión ambiental sino que significará a breve plazo una sensible mejora en la calidad de las aguas del río, al asumir en las instalaciones de la planta el tratamiento de las aguas servidas de Fray Bentos. Ya se está construyendo la conexión sanitaria que se requiere, y se estima que en octubre podrá estar en funcionamiento. Botnia trata diariamente un volumen de agua mucho mayor que el resultante del saneamiento fraybentino, por lo que puede asumir ese desafío sin dificultades. Y las aguas servidas de la ciudad hasta ahora se arrojaban sin tratamiento -como ocurre y seguirá ocurriendo con las de Gualeguaychú- al río Uruguay.
2 comentarios:
Sin olvidar que el problema "BOTNIA" comenzó con las ONCE violaciones al Estatuto del Río Uruguay por el gobierno de Tabaré y con el que se pudo instalar la pastera, los famosos "valores permitidos"... quién los determinó?
Porque Argentina nunca determinó esos valores para saber si, a opinión de ésta parte, contamina o no!
Esos "valores permitidos" fueron importados desde Finlandia, solo que ellos NO tienen un río con un cauce casi plano como es el caso del río Uruguay.
Y faltó un estudio de impacto ambiental reconocido por las partes, ahora en disputa, como tampoco el de la licencia social.
Pavada de omisiones y violaciones, no ?
SACAMOS A ENCE...
SACAMOS A BOTNIA...
AHORA VAMOS POR UPM... CON O SIN LA HAYA !
:)
A quien vamos a sacar los uruguayos es a la máscara fascista de buena parte de los argentinos, que con su prepotencia y soberbia habitual creen tener -como siempre- la única razón en todo lo que participan o se entrometen. ¡Ence no se fue y Botnia tampoco se irá! Limpien primero sus trapitos sucios que son muchos y que tienen mucho tiempo así para luego talvez pasar a ser dignos de algún reclamo, reclamo decente y no prepotente como éste que llevan adelante. ¡LIBERTAD O MUERTE!
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