viernes, 22 de febrero de 2008

Luego de la veda pesquera


PROPONEN BUSCAR OTROSMERCADOS PARA EL SÁBALO• Así lo manifestó César Mackler, el nuevo secretario de Ambiente de la provincia de Santa Fe que asumió en diciembre.• El funcionario explicó que habría que dejar de vender el pescado de río congelado a Colombia y otros países, buscando agregarle valor para ubicarlo en mercados europeos.• De esta manera, se necesitaría extraer menos cantidad de peces del río Paraná, aseguró.
Santa Fe, 20 febrero 2008.- En diálogo con LT10 Radio Universidad Nacional del Litoral, el Ing. César Mackler, secretario de Medio Ambiente de la provincia expresó que "en este momento estamos realizando un estudio científico para saber cuales fueron los resultados de la veda pesquera. De todas maneras, creo que se necesita mantener y reforzar este tipo de políticas durante un tiempo para revertir el proceso de disminución de esta biomasa (de peces)".Además, Mackler sostuvo que "si el sábalo sigue trabajándose como un "comodity" vamos a un problema para la cantidad de peces que hay en el río"."La idea es tratar de sacar la pesca industrial y comenzar a trabajar en cadenas de valor, de manera de extraer menos biomasa y lograr mercados nacionales que tengan un valor agregado en el producto y no venderlo solamente congelado", agregó.Finalmente, el secretario de Medio Ambiente de la provincia remarcó que "sin desmerecer, tendríamos que buscar otros mercados que no sea Colombia. Tenemos que buscar mercados europeos, donde vendamos el sábalo en un frasco, por ejemplo en escabeche, y lo vendamos 5 veces más caro".Como se recordará el nuevo gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, se manifestó con duros conceptos contra la pesca industrial en el río Paraná, calificando de "usureros" a los frigoríficos del ramo y aseguró que con la explotación indiscriminada "nos vamos a quedar sin peces"."Esta consecuencia –dijo Binner- será "peor para todos", menos para las industrias exportadoras de pescado de río, que ante la falta de materia prima no harán más que "levantar campamento e irse".Nota y audio: http://www.proteger.org.ar/doc743.htmlFuente: LT10, radio UniversidadNOTAS RELACIONADASBINNER CALIFICÓ DE USUREROS A LOS FRIGORÍFICOS DE PESCADOReconquista, 22 noviembre 2007.- El gobernador electo de Santa Fe, Hermes Binner, vaticinó que con la explotación indiscriminada el río Paraná se va a quedar sin peces. Dijo que se están llevando la riqueza ictícola a precio vil y que no es culpa de los pescadores.nota completa: http://www.proteger.org.ar/doc723.htmlInforme mundial LA CORRUPCIÓN EN PESQUERÍAS, DE MAL EN PEORAfecta a todas las ramas de la industria pesquera, agravando los efectos devastadores de la sobrepesca. La Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) advierte que el problema podría empeorar.nota completa: http://www.proteger.org.ar/doc742.html

lunes, 18 de febrero de 2008

Árboles transgénicos: negocio con incalculables consecuencias

SÁBADO 16 de febrero de 2008
http://www.anred.org/article.php3?id_article=2467
El desarrollo de la manipulación genética de árboles implica un potencial peligro a largo plazo, de consecuencias incalculables. Las poderosas industrias celulosas y de combustibles encabezan los estudios para modificar características naturales de los árboles para desarrollar nuevos negocios, aunque no pueden tener control sobre las consecuencias a futuro. Los nuevos monocultivos con fuerte presencia en América Latina y sus posibles consecuencias. Por el Movimiento Mundial por los Bosques
Por Agencia

Dado el peligro inminente de la incorporación de árboles transgénicos al paquete de monocultivos de árboles y la escasa información que circula al respecto, hemos elaborado un documento informativo (que copiamos más abajo) que esperamos pueda servir para ayudar a comprender mejor el tema.

Al mismo tiempo, aspiramos a que sea de utilidad para influenciar a los delegados oficiales en la próxima reunión del organismo asesor de la Convención sobre Diversidad Biológica (SBSSTA), que se reunirá en Roma en febrero de este año.

Hasta ahora el debate sobre los organismos genéticamente modificados -también llamados transgénicos- se ha centrado principalmente en los cultivos agrícolas y sólo en menor medida en los árboles genéticamente modificados. Esto es comprensible, dado que ya se están sembrando comercialmente cultivos transgénicos -por ejemplo maíz y soja- que están destinados a alimentar directa o indirectamente a los seres humanos, lo que constituye una amenaza potencial para su salud.

Sin embargo, el hecho de que no se coman, no significa que los árboles transgénicos sean menos peligrosos. Por el contrario, los peligros que plantean los árboles transgénicos son en cierto modo más graves que los presentados por los cultivos de ese tipo, ya que los árboles viven más tiempo que los cultivos agrícolas, y esto significa que puede haber cambios no previstos en su metabolismo muchos años después de haber sido plantados. Por ejemplo, ya se está trabajando en árboles manipulados genéticamente para que no florezcan, con el supuesto objetivo de evitar la posible contaminación de árboles naturales con el polen de transgénicos. El problema es que nadie puede asegurar que, 20 o 30 años después de plantados, uno de entre los miles o millones de árboles transgénicos no pueda florecer y contaminar a los árboles normales de la misma especie, volviendo a su descendencia estéril. El impacto que ello significaría sobre esa especie y sobre el bosque en su conjunto podría ser devastador.

Por otro lado, el polen de los árboles puede ser llevado por el viento a enormes distancias. Ello significa que los árboles transgénicos pueden fácilmente contaminar con su polen a árboles localizados a gran distancia y generar así graves impactos sobre los bosques. Por ejemplo, un pino radiata transgénico resistente al ataque de insectos plantado en Chile puede a la larga contaminar a los pinos de esa misma especie en su lugar de origen en los EEUU, pudiendo exterminar a una amplia gama de insectos y generar graves impactos sobre las cadenas alimenticias vinculadas a los mismos.

En el caso de sauces y álamos, es conocida la capacidad de cruzamiento de distintas especies entre sí, por lo que una especie manipulada genéticamente podría contaminar a muchas otras especies y transmitirles características indeseables del punto de vista del funcionamiento de los ecosistemas.

A pesar de las incertidumbres y de los riesgos potenciales, los científicos continúan jugando con los genes para "mejorar" los árboles. Por supuesto que lo que en realidad hacen es cambiar algunas de las características de los árboles para servir mejor los intereses de quienes financian su investigación -en particular grandes empresas vinculadas al sector forestal- de modo de mejorar la rentabilidad de los negocios involucrados.

Pero desde una perspectiva biológica no hay mejora alguna. ¿Es un árbol con menos lignina mejor o peor que uno normal? Es claramente peor, dada la pérdida de fuerza estructural resultante, que lo hace susceptible de sufrir serios daños durante las tormentas de viento. ¿Es una "mejora" un árbol resistente a herbicidas? No lo es, porque permite la fumigación extensiva de herbicidas, que afecta el suelo donde está el árbol, al mismo tiempo que destruye la flora local y repercute sobre la vida silvestre y la salud de la gente. ¿Qué utilidad puede tener un árbol sin flores, sin frutos y sin semillas para los seres vivos, incluyendo al ser humano? No proporcionará alimento a numerosas especies de insectos -entre los que se cuentan las abejas productoras de miel- pájaros y otras especies que dependen de las mismas para alimentarse. ¿Es una mejora un árbol con propiedades insecticidas? Es un peligro para muchas especies de insectos que a su vez son parte de cadenas alimenticias mayores.

Mejores para quien

Desde una perspectiva socioambiental, los árboles transgénicos son un paso muy peligroso y es preciso analizar quienes los están impulsando y para qué. En ese sentido, la industria forestal ha sido históricamente la más interesada en adecuar los bosques - percibidos desde su visión empresarial como "desordenados" y "poco productivos"- a sus intereses comerciales. Se asignó entonces a científicos y técnicos forestales la tarea de "mejorarlos". La respuesta fue establecer plantaciones de una sola especie en filas rectas equidistantes para así obtener la mayor cantidad posible de madera por hectárea. De ese modo los bosques y praderas comenzaron a ser progresivamente destruidos y reemplazados por monocultivos productores exclusivamente de madera.

Pero eso no fue suficiente y los forestales tomaron diferentes medidas para "mejorar" esos monocultivos. El primer paso fue investigar cuáles eran los árboles más apropiados para cada país y para cada ambiente y seleccionar los que presentaran mejores cualidades para el propósito buscado: la producción de madera para la industria. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tuvo un papel central a este respecto, en primer lugar definiendo a estos monocultivos como "bosques" y fundamentando la necesidad de promover la plantación de tales "bosques" en los países del Sur. Pero el papel de la FAO no se limitó a eso, sino que promovió la investigación sobre especies que consideró aptas para la plantación -en particular de eucaliptos- y fue uno de los principales vehículos para convencer a los gobiernos sobre la conveniencia de promover este tipo de plantaciones en sus países.

A partir de los resultados de las primeras plantaciones se fueron luego seleccionando las especies más aptas, teniendo sobre todo en cuenta rápido crecimiento, troncos rectos, pocas y delgadas ramas y madera adecuada para la industria.

El segundo paso supuso la adopción gradual de todo el paquete de la Revolución Verde, también respaldado por la FAO: creciente mecanización de las tareas forestales, aplicación de fertilizantes químicos, agrotóxicos para combatir las plagas y herbicidas para evitar la competencia de otras plantas con los árboles plantados.

La etapa siguiente fue la selección genética tradicional para "mejorar" el desempeño de las plantaciones en términos de rendimiento de madera, a la que pronto siguió la hibridación y clonación de los "mejores" árboles. Desde esa perspectiva reduccionista, obviamente la siguiente etapa era modificar los árboles genéticamente.

Es importante señalar que la implantación de ese modelo crecientemente artificializado de plantaciones de árboles de rápido crecimiento a gran escala ha sido acompañado por la oposición cada vez más fuerte y extendida de las comunidades locales que resultaban afectadas por el mismo a causa de sus graves impactos sociales y ambientales.

Sin embargo, a pesar de dicha oposición y pese a los peligros potenciales resultante de la manipulación genética de árboles, los científicos siguen adelante en sus investigaciones, no sólo en el laboratorio y a nivel de ensayos controlados sino también en el campo, como ilustra el caso de China, donde ya se ha plantado bastante más de un millón de álamos transgénicos resistentes a insectos mediante la inserción de genes de una bacteria (Bacillus thuringiensis).

Pero la investigación no se limita a álamos, sino a una gran cantidad de especies (sauces, olmos, abetos, nogales, etc.), entre las que, como no podía ser de otra manera, se encuentran los favoritos de las empresas papeleras: eucaliptos y pinos.

Ello no es casual, porque precisamente la industria de la pulpa y el papel es una de las principales interesadas -y financiadoras- de la investigación en árboles transgénicos y aspira a sustituir sus actuales plantaciones de árboles "normales" -si es que las actuales plantaciones se pueden catalogar como "normales- con árboles transgénicos clonados que:

- crezcan más rápido
- contentan más celulosa y menos lignina
- sean resistentes a herbicidas
- sean resistentes al ataque de insectos y hongos
- sean resistentes a la sequía y las bajas temperaturas
- no florezcan

Al mismo tiempo, la industria de la celulosa -al igual que el sector de los combustibles- está también investigando las posibilidades de la manipulación genética de árboles y enzimas para la conversión de la celulosa en un combustible líquido -el etanol- que podría ser utilizado para sustituir el petróleo en el transporte. Ello podría resultar en la instalación de enormes plantaciones de árboles transgénicos -álamos, sauce, eucaliptos y otros- cuya madera sería transformada en celulosa y ésta a su vez convertida -con la ayuda de enzimas también transgénicas- en etanol.

Los países en cuestión

La manipulación genética de árboles con esos y otros objetivos se está llevando a cabo en numerosos países industrializados, tales como Alemania, Australia, Canadá, China, España, Estados Unidos, Finlandia, Inglaterra, Japón, Nueva Zelandia, Portugal y Suecia. En América Latina, Brasil y Chile son los países que están más involucrados en este tema.

En el caso de Brasil, la investigación se ha centrado en el eucalipto y ya se han autorizado -con ciertas limitaciones- ensayos de campo con árboles genéticamente modificados de esa especie. En este caso, el objetivo central es el de proporcionar más, más barata y mejor materia prima para la industria de la celulosa para exportación. Es así que las características más buscados son: rápido crecimiento, mayor porcentaje de celulosa y tolerancia al herbicida glifosato.

En Chile, la investigación apunta a resolver dos problemas que afectan a las grandes empresas del sector forestal de ese país. Por un lado, manipular pinos para volverlos resistentes a un insecto que está atacando a las plantaciones (la polilla del brote). Por otro lado, modificar genéticamente a eucaliptos para hacerlos más resistentes al frío y poder así entonces extender las plantaciones -que están siendo activamente resistidas por los Mapuche- más hacia el sur del país y más arriba en la cordillera.

Sin embargo, es importante señalar que todas esas investigaciones, tanto dentro como fuera de la región nos conciernen a todos, ya que los árboles que hoy están siendo manipulados en Nueva Zelanda o en Chile o en cualquier otro país pueden ser pronto los árboles que se planten en Uruguay, o Colombia, o Sudáfrica o Indonesia.

Es importante que todos sepan que plantaciones de árboles transgénicos no harán más que exacerbar todos los impactos de los monocultivos actuales. En efecto, árboles de crecimiento más rápido agotarán el agua más rápidamente; habrá una mayor destrucción de la biodiversidad en los desiertos biológicos de árboles modificados para ser resistentes a insectos y no tener flores, frutos ni semillas; se destruirá el suelo a un ritmo mayor mediante el aumento de la extracción de biomasa, la mecanización intensiva eliminará aún más empleos y el aumento del uso de agrotóxicos afectará la salud de la gente y de los ecosistemas y se quitará el sustento a más comunidades que serán desplazadas para hacer lugar a todavía más "desiertos verdes".

Es por ello fundamental que todas las organizaciones y comunidades que hoy se oponen a la expansión de los monocultivos de árboles se incorporen a la lucha contra los árboles transgénicos para evitar que esa amenaza se convierta en realidad. En ese sentido, una serie de organizaciones han iniciado una campaña internacional para la prohibición de la liberación de árboles transgénicos, a la que se pueden incorporar tod@s quienes se interesen en esta actividad.

Contactos:

Ana Filippini

Movimiento Mundial por los Bosques

Hemisferio Sur

anafili@wrm.org.uy

http://www.wrm.org.uy

Orin Langelle

Global Justice Ecology Project

STOP GE Trees Campaign

Hemisferio Norte

langelle@globaljusticeecology.org

http://www.stopgetrees.org/

Este documento lo pueden usar libremente (incluyendo su impresión en papel) y modificarlo a gusto para adaptarlo a las necesidades locales. Se puede acceder al documento en formato pdf en: http://www.wrm.org.uy/temas/AGM/doc...

A quienes tengan interés en obtener más información sobre árboles transgénicos, les informamos que el WRM ha publicado un libro, un boletín especial y una serie de artículos sobre este tema. Todo ello está disponible en nuestra página en: http://www.wrm.org.uy/temas/biotecn...

Además, en esa sección también es posible acceder a un video (en inglés) y a más información relevante sobre la materia.

viernes, 15 de febrero de 2008

Cristina y los asambleístas marcaron sus diferencias en Casa Rosada

21:49
La Presidenta reiteró su desacuerdo con los cortes de ruta. Y mostró su oposición a un pedido para castigar comercialmente a Botnia. "No era la respuesta que esperábamos", aseguraron tras el encuentro los ambientalistas de Gualeguaychú.>
DIALOGO. El encuentro duró casi dos horas.

En un encuentro que reflejó las distintas visiones que tienen las partes, la presidenta Cristina Kirchner recibió esta noche en Casa de Gobierno a representantes de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú. El encuentro se extendió casi dos horas y tuvo como escenografía el despacho de la mandataria. Además de la Presidenta, participaron de la audiencia el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el canciller Jorge Taiana, la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, y el intendente de Gualeguaychú, Juan Carlos Bahillo. En la charla, los manifestantes reclamaron nuevas medidas contra Botnia. Entre ellas, solicitaron la aplicación del Código Aduanero para que no se permita el paso por territorio argentino de insumos para Botnia, así como la sanción de una ley de la madera que impida la exportación de madera en pie para plantas de celulosa. La mandataria mostró su oposición al pedido. "No comparte el punto de vista jurídico sobre el asunto", reconoció el asambleísta Osvaldo Fernández. "Nos vamos con insatisfacción, no era la respuesta que esperábamos", dijo. Sin embargo, afirmó que la jefa de Estado reiteró que el Gobierno mantiene su apoyo al reclamo. Los representantes de Gualeguaychú también pidieron que el Gobierno les brinde sostén financiero para que los gualeguaychenses que posean nacionalidad europea puedan tramitar una demanda contra la empresa finlandesa en tribunales del Viejo Continente. También requerieron la instalación de un costoso instrumental para monitoreo del aire sobre el puente San Martín, así como la difusión del reclamo argentino en foros europeos. Desde el Gobierno, en tanto, se renovó el pedido para que se levante el corte de ruta, argumentando que ese tipo de medidas perjudican el reclamo argentino ante Uruguay. Los asambleístas más duros ya adelantaron que no aceptarán esa posibilidad, ni siquiera si el Tribunal Internacional de La Haya falla a favor de Uruguay en el diferendo con la Argentina.

jueves, 14 de febrero de 2008

Desenmarañando las mentiras: por qué los árboles GM no tienen sentido



13-02-08, Por Chris Lang *
Quienes proponen los árboles GM nunca discuten los derechos a la tierra ni los derechos de las comunidades locales a manejar sus propios recursos. No hablan de reducir la demanda de productos de madera tales como el papel, ni del hecho de que la demanda viene del Norte en su mayor parte.

Los promotores de los árboles modificados genéticamente intentan convencer a los demás de que la investigación en árboles GM es una tecnología neutral desarrollada por los científicos para resolver algunos de los problemas del mundo. Presentan una serie de argumentos que desvían la atención de los problemas asociados con los árboles GM y los modelos industriales de forestación, con inclusión de los monocultivos forestales.
Steven Strauss es profesor de biología molecular y celular y de genética del Departamento de Ciencia Forestal de la Universidad de Oregón y uno de los principales investigadores en árboles GM del mundo. En 2001, Strauss y sus colegas del Instituto Forestal de Oxford escribieron que las discusiones sobre los árboles GM tienden a ser “altamente polarizadas”:
En los debates, los argumentos a menudo pasan gradualmente de lo biológico a lo ideológico, según la visión del mundo del participante. Aquellos que están en contra del manejo intensivo de la producción de madera, que sienten que la modificación genética es inaceptablemente innatural o que objetan el importante papel de las patentes, y por lo tanto de las corporaciones, en la modificación genética tienden a estar en contra. Aquellos que creen que producir más madera en menos tierra es un objetivo importante tanto en lo ambiental como en lo económico y que aceptan que la tecnología y las grandes corporaciones sigan teniendo un papel importante en la forestación y la agricultura tienden a estar a favor.
Esta declaración también revela mucho sobre la visión del mundo de Strauss y sus colegas de clase media, de sexo masculino, del norte y altamente capacitados. Esta visión del mundo tiene muy poco en común con la realidad a la que se enfrentan los aldeanos que han perdido sus tierras y medios de sustento ante las masivas plantaciones forestales industriales en el Sur. O con la realidad de los trabajadores de las plantaciones que han visto a colegas y amigos envenenarse con las cantidades excesivas de plaguicidas que tienen que fumigar sobre las plantaciones. O con la de los trabajadores que producen carbón vegetal a partir de eucaliptos, en condiciones horrendas, en Brasil.
Los argumentos a favor de los árboles GM no tienen en cuenta las preocupaciones de las personas que viven cerca de las plantaciones. Tampoco están dirigidos a cualquiera que haya escuchado a los pobladores describir sus problemas desde el momento que una empresa de pulpa y papel cubrió su tierra con un monocultivo forestal. Por el contrario, los argumentos de quienes proponen la modificación genética están dirigidos a lectores mal informados que nunca han visto un monocultivo industrial de árboles o, si lo han visto, fue junto con funcionarios de la empresa que maneja la plantación. Quienes proponen los árboles GM nunca discuten los derechos a la tierra ni los derechos de las comunidades locales a manejar sus propios recursos. No hablan de reducir la demanda de productos de madera tales como el papel, ni del hecho de que la demanda viene del Norte en su mayor parte. Sus argumentos están encaminados a desviar la atención de estos asuntos.
1. Árboles GM de crecimiento más rápido no ayudarán a aliviar la presión sobre los bosques nativos
A primera vista el argumento de que plantar árboles GM que crezcan más rápido significa “producir más madera en menos tierra” parece convincente.
Quienes proponen los árboles GM alegan que, puesto que la demanda de productos de la madera está aumentando, al producir más madera en las plantaciones de árboles GM que crezcan más rápido se necesitará cortar menos árboles en los bosques nativos.
Sin embargo esto pasa por alto la realidad del establecimiento de plantaciones, en especial en el Sur. Las plantaciones industriales de árboles y las fábricas de celulosa proporcionan pocos empleos pero destruyen el sustento local. La gente se ve obligada a irse, a veces a otros bosques donde tendrán que despejar tierras para la agricultura.
A menudo las plantaciones forestales se establecen tras la destrucción de bosques nativos. En Sumatra, por ejemplo, se eliminaron grandes extensiones de bosques para alimentar las fábricas de celulosa y papel. Para reemplazar los bosques talados y arrasados, las fábricas de celulosa están estableciendo plantaciones de acacias. La fábrica de pulpa y papel Indah Kiat, propiedad de Asia Pulp and Paper, en la provincia de Riau, tiene una capacidad de producción de 1,8 millones de toneladas de pulpa y 654.000 toneladas de papel. En más de 50.000 hectáreas de las concesiones de APP existen conflictos territoriales sin resolver. En un intento de solucionar sus serios problemas en cuanto a mantener el abastecimiento de fibra en el futuro, Indah Kiat está investigando en árboles GM en colaboración con la Universidad de Beijing.
Las plantaciones de rápido crecimiento producen madera adecuada para la industria de la pulpa y el papel, para carbón o para puntales para minas. Producir más fibra para la industria de la celulosa no cambiará la demanda de maderas tropicales duras, decorativas y de alta calidad para la industria de la construcción, provenientes en su mayor parte de los bosques tropicales.
La demanda de madera no es la única causa de la deforestación. Los bosques se abren y se construyen carreteras que los atraviesan, quedan sumergidos por represas hidroeléctricas o se los tala para plantar cultivos comerciales (como la soja) o criar ganado. La minería y la extracción de petróleo en los bosques causan un daño enorme tanto a los bosques como a las personas que allí viven. La creación de nuevas plantaciones industriales de árboles no tiene efecto alguno sobre esta destrucción.
Toda gran corporación debe expandirse continuamente para pagar sus deudas y recuperar sus costos de inversión y para tener contentos a sus accionistas. Aracruz Cellulose es el mayor productor mundial de pulpa de eucalipto blanqueada, con el 31 por ciento del mercado mundial. Los eucaliptos que alimentan las plantas de celulosa de Aracruz Cellulose en Brasil han sido cultivados por su crecimiento rápido a lo largo de tres décadas. Los monocultivos de Aracruz consisten en algunos de los árboles de crecimiento más rápido del mundo, pero Aracruz continúa expandiendo tanto su producción de pulpa como la extensión de sus plantaciones, ejerciendo más presión sobre el sustento de los residentes locales y lo poco que queda de los bosques de la Mata Atlántica en la zona. Aracruz también está investigando en árboles GM.
Es probable que los árboles genéticamente modificados para que crezcan rápido consuman todavía más agua que los árboles que actualmente se utilizan en las plantaciones forestales industriales, lo que llevará a más ríos y arroyos secos, un mayor descenso de los niveles piezométricos y más pozos que se secarán. Los nutrientes se tomarán del suelo más rápido y esto hará que se necesiten más fertilizantes químicos. Los árboles GM crecerán más rápido que los árboles nativos y podrán ser muy invasivos de los bosques circundantes, desplazando la vegetación y destruyendo el hábitat de los animales, las aves, los insectos y los hongos que han evolucionado para vivir en los bosques nativos.
Los promotores de las plantaciones industriales y los árboles GM asumen que la demanda siempre creciente de productos de la madera es un hecho inalterable. Ignoran el hecho de que la mayoría de la pulpa producida en el Sur es para alimentar la demanda del Norte. Aracruz, por ejemplo, exporta el 95 por ciento de su pulpa. El consumo de papel per cápita en Alemania alcanza el 70 por ciento del de EEUU. En promedio, en Vietnam se consume el dos por ciento de la cantidad de papel consumida en EEUU. Las tasas de alfabetización de EEUU, Alemania y Vietnam son casi idénticas.
Casi el 40 por ciento del papel se usa en embalajes. El 60 por ciento del espacio de los periódicos estadounidenses es publicidad. En 2002, el director ejecutivo de Stora Enso, explicó en su presentación “Logrando nuestras ambiciones de crecimiento” que el factor clave del aumento de la demanda de papel era el aumento del gasto en publicidad en periódicos y revistas. El consumo siempre creciente de papel no es necesario ni tampoco inevitable.
2. Los árboles GM no pueden ayudar a revertir el cambio climático
La idea de que plantar árboles puede ayudar a revertir el cambio climático se basa en el falso supuesto de que una tonelada de carbono emitida al quemar carbón o petróleo es igual a una tonelada de carbono contenida en un árbol.
El carbono almacenado en forma de combustible fósil bajo tierra es estable y no entrará en la atmósfera a no ser que las corporaciones hagan un pozo, lo extraigan y lo quemen. Para que las plantaciones forestales puedan permanecer como almacén de carbono hay que protegerlas e impedir que se incendien, que las plagas o enfermedades las destruyan y que se las tale. Hay que evitar que los árboles mueran y se pudran. Hay que persuadir a las comunidades locales de que no intenten reclamar las tierras que las plantaciones les hicieron perder cortando los árboles.
En términos del impacto sobre el clima, hay dos tipos diferentes de carbono que no pueden sumarse ni restarse entre sí.
3. La modificación genética de los árboles para reducir el contenido de lignina no soluciona la contaminación de las fábricas de celulosa
Para producir pulpa kraft blanqueada los árboles se astillan, se cocinan a presión, se lavan y luego se decoloran. En el proceso de cocción se usan productos químicos tóxicos para quitar la lignina, una sustancia parecida a la goma que mantiene unidas las células de la madera y hace que los árboles sean fuertes. La lignina hace que el papel amarillee, y por lo tanto todo resto de lignina debe ser blanqueado.
Los científicos forestales alegan que al modificar genéticamente los árboles para que tengan menos lignina han encontrado la forma de que las fábricas de celulosa contaminen menos. “La parte costosa del proceso de fabricación de la pulpa y el papel, desde las perspectivas tanto económica como ambiental, puede atribuirse a la eliminación de las ligninas. Por lo tanto es muy conveniente desarrollar medios por los cuales se reduzca el contenido de lignina o resulte más fácil extraer las ligninas”, explicaron científicos forestales de la Universidad de Oxford y la Universidad de Oregón en un artículo publicado en Plant Biotechnology Journal en 2003.
Entre los riesgos asociados a los árboles GM de lignina reducida se incluyen árboles debilitados en su estructura, más vulnerables a las tormentas. Los árboles de lignina reducida son más susceptibles de contraer enfermedades virales. Disminuir la lignina puede reducir las defensas de los árboles contra ataques de plagas, lo que lleva a un aumento del uso de plaguicidas. Los árboles con poca lignina se pudrirán más fácilmente, lo que tendrá serios impactos sobre la estructura del suelo y la ecología.
Si los árboles GM de lignina reducida se cruzaran con árboles del bosque estos impactos no se verían limitados a las plantaciones. Aunque los árboles GM de lignina reducida podrían ser menos competitivos que los árboles nativos, se los plantaría en enormes cantidades. Si la plantación estuviera cerca de una pequeña población de árboles nativos de la misma especie, los árboles GM podrían interferir en la reproducción de los árboles nativos de la misma especie de forma abrumadora. Los ecosistemas podrían ser invadidos por árboles que no pueden resistir tormentas y que corren el riesgo de sufrir ataques de plagas e infecciones virales que podrían acabar localmente con los árboles nativos de la misma especie. También podrían conllevar un rápido aumento de las poblaciones de insectos.
Al centrarse tanto en la lignina como causa de la contaminación de las fábricas de celulosa, los defensores de los árboles GM pueden argumentar que la reducción de la lignina de los árboles es una solución razonable. Pasan por alto otras soluciones posibles, como la utilización de otros cultivos, por ejemplo el cáñamo, con niveles de lignina más bajos que los de los árboles.
Establecer plantaciones de árboles GM de lignina reducida no soluciona ninguno de los problemas ambientales y sociales que las plantaciones industriales causan a las comunidades locales. En lugar de hacer preguntas sobre la naturaleza de la industria global de la pulpa y el papel para la que están trabajando, los científicos forestales están preguntando si la modificación genética de los árboles para reducir la lignina funcionará.
4. Los árboles GM resistentes a los insectos no conllevarán un menor uso de plaguicidas
Los monocultivos forestales se enfrentan a la amenaza permanente de ataques de insectos. Cuando esto ocurre, la única solución es muy a menudo la aplicación de plaguicidas químicos. La biotecnología ofrece la posibilidad de árboles GM resistentes a los insectos, lo que usualmente se logra mediante la inserción de genes de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt). Los árboles GM resultantes producen su propio insecticida, que mata los insectos que intentan alimentarse del árbol. Los científicos de Forest Research, en Nueva Zelanda, han modificado genéticamente pinos radiata de esta manera. Los defensores de los árboles GM alegan que con esta novedad habrá menos necesidad de fumigar las plantaciones con plaguicidas.

Sin embargo, las plagas tienen una probabilidad mayor de desarrollar resistencia a un insecticida que está siempre presente. El algodón Bt modificado genéticamente se ha plantado mucho en China. Aunque al principio supuso una reducción del uso de plaguicidas, hay signos de que el gusano bellotero del algodón está desarrollando resistencia al algodón Bt. Liu Xiaofeng, de la oficina del algodón del Departamento de Agricultura de Henan dijo recientemente a Reuters que dentro de seis o siete años el gusano bellotero ya no sería afectado por los árboles de algodón Bt modificado genéticamente.
Si las plagas se volvieran resistentes a los árboles GM que generan insecticidas, la “solución” de los encargados de las plantaciones sería fumigar aun más plaguicidas.
Hasta que las plagas no desarrollen resistencia, los árboles transgénicos Bt pueden tener una ventaja sobre los árboles de los bosques, más vulnerables a ataques de insectos, aumentando así los riesgos de que los árboles Bt invadan los bosques circundantes. Si así lo hicieran, los árboles transgénicos Bt trastornarían la dinámica de las poblaciones de insectos tanto en los bosques naturales como en las plantaciones.
5. Los árboles GM con tolerancia a herbicidas no conllevarán un menor uso de herbicidas
En 1995, Monsanto produjo en Brasil un eucalipto GM con tolerancia a herbicidas. “Estimamos que la modificación reduciría a la mitad los costos de control de malezas y aumentaría el rendimiento final en un 10 por ciento”, dijo David Duncan, antiguo jefe del departamento forestal de Monsanto, al periodista Casey Woods en 2002. Los científicos de Forest Research, en Zelanda, han producido abetos y pinos GM resistentes a herbicidas. Estos árboles están siendo probados en ensayos de campo.
El glifosato es el ingrediente activo del herbicida Roundup de Monsanto. La empresa se jacta de que sus productos de glifosato “están entre los herbicidas más usados del mundo”. Monsanto los describe como “herbicidas no selectivos de amplio espectro”. En otras palabras, los herbicidas con glifosato matarán prácticamente cualquier cosa verde con la que entren en contacto.
Como señalan Viola Sampson de Eco-Nexus y Larry Lohmann de The Corner House, “Los árboles modificados genéticamente para ser resistentes a los herbicidas consolidarán más el uso de productos químicos en los esfuerzos estatales y corporativos para crear paisajes arbolados libres de especies ‘extrañas’”.
Las plantaciones de árboles GM con resistencia a herbicidas podrían resultar en el aumento del uso de herbicidas por dos razones:
Primero, el hecho de que los árboles no serán dañados por el herbicida puede alentar el uso irresponsable de herbicidas de parte de los capataces de las plantaciones. Las plantaciones de árboles GM pueden fumigarse en cualquier etapa del crecimiento del árbol.
En segundo lugar, los árboles GM tolerantes al Roundup fueron diseñados para usarse en plantaciones donde el herbicida utilizado es Roundup. El uso de un solo herbicida para eliminar las malezas aumenta la probabilidad de que las malezas desarrollen resistencia a ese herbicida. Como explican los científicos de la Universidad de Abertay, de Dundee, Escocia, y del Max Plank Institut für Chemische Ökologie, Alemania, “La resistencia a los herbicidas como el Round-Up o glifosato, los más citados en la literatura anti-GM, solamente puede convertirse en un problema significativo si nos servimos del mismo como única manera de matar las malezas”. Los científicos están recomendando la utilización de un cóctel de productos químicos para lidiar con las malezas en las plantaciones. En ese caso, los árboles GM diseñados para ser tolerantes a un único herbicida serían de poco beneficio.
Se necesitarían aun más herbicidas en caso de que los árboles GM resistentes a herbicidas se cruzaran con árboles relacionados fuera de la plantación, o si los árboles GM se expandieran como maleza fuera de las plantaciones. Las malezas tolerantes a herbicidas ya han empezado a aparecer en los campos de los agricultores. En 2003, Bob Hartzler, profesor de agronomía de la Universidad de Iowa, realizó una investigación que indica que en los siete años anteriores cinco especies de malezas se habían vuelto resistentes al herbicida glifosato.
En Argentina se han plantado 11 millones de hectáreas de soja modificada genéticamente a partir de 1996, cubriendo la mitad de las tierras cultivables del país. La soja GM es resistente al herbicida Roundup de Monsanto. Entre 1996 y 2001 Monsanto redujo a la mitad el precio del Roundup en Argentina.
El uso del glifosato se disparó en Argentina y pasó de 13,9 millones de litros en 1997 a 150 millones de litros en 2003. Los agricultores tienen que usar más y más herbicidas en un intento de controlar las malezas que también se han vuelto tolerantes al Roundup
6. Los árboles GM no limpiarán la contaminación
Scott Merkle y Richard Meagher, de la Universidad de Georgia, han producido álamos GM que pueden eliminar el mercurio de los suelos contaminados. Los científicos modificaron genes de la bacteria Escherichia coli y los insertaron en los álamos. Los árboles GM fueron diseñados para chupar el mercurio del suelo y liberarlo a la atmósfera. En julio de 2003 los científicos plantaron un campo de ensayo de 60 álamos GM en Danbury, en un lugar que en el siglo XIX había sido ocupado por una fábrica de sombreros.
El profesor Joe Cummins, geneticista de la Universidad de Western Ontario, Canadá, se cuestiona si los árboles GM mejorarán realmente la situación. “El ‘remedio’ para el mercurio... simplemente trasladará la contaminación a la atmósfera, de donde volverá a depositarse sobre las ciudades del noreste y los lagos y cursos acuáticos del norte de EEUU y de Canadá”, escribió en la revista Science in Society. “Tal ‘remedio’ no remedia nada, ¡apenas traslada el problema de un lugar a otro!”, concluyó.
David Salt, de la Universidad de Northern Arizona, expresó sus preocupaciones sobre la utilización de árboles para limpiar la contaminación ya en 1995: “¿Estaríamos simplemente cambiando la contaminación del suelo por la contaminación del aire?”, preguntó. www.ecoportal.net
Extracto tomado del libro de Cris Lang: “Árboles Genéticamente Modificados. La amenaza definitiva para los bosques”. Publicado por WRM. Uruguay - http://www.wrm.org.uy
– Enviado por RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGENICOS

martes, 12 de febrero de 2008

La Justicia internacional y la Asamblea Ciudadana

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No es la primera vez que se aborda la situación de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en EL ARGENTINO, referido o acotado a la situación de la lucha contra Botnia y la disputa que llevan adelante Argentina y Uruguay ante ese alto tribunal.


El tema es necesario abordarlo de nuevo, para no caer en la “emboscada” discursiva de equiparar la licencia social que expresa una comunidad con la aceptación moral que pesa sobre los Estados a la hora de acatar el fallo de un tribunal internacional al que se ha sometido por propia voluntad.
Siempre se ha sostenido que la justicia es el último estadio de civilización para dirimir una controversia. Y por ser el último estadio para solucionar una diferencia, lo demás es lisa y llanamente barbarie. Distinto es sostener (para que nadie se confunda en los conceptos) lo que expresa la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú: “Jamás otorgaremos la licencia social a Botnia”, con o sin fallo favorable de La Haya.
En 1946, las Naciones Unidas instauraron la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya. Ese tribunal se encarga de interpretar la ley, determinar las responsabilidades entre los Estados y fijar las reparaciones para los casos que así correspondan.
Pero su competencia está limitada dos veces: por un lado, sólo concierne a los desacuerdos jurídicos entre los Estados; y por el otro, sólo puede juzgar a los Estados que reconocieron su competencia.
En el mundo, casi 60 Estados sobre un total de 186 aceptaron la autoridad de la Corte Internacional de Justicia para intervenir en los litigios que puedan surgir entre ellos. Uruguay lo aceptó como algo general y Argentina de manera puntual para el Estatuto.
Por eso, el fallo de La Haya -cualquiera sea- debe ser acatado por razones morales por los Estados; aunque no todos los Estados hayan acatado los dictámenes de la justicia internacional.
En efecto, dos de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (que pertenece a Naciones Unidas como la Corte Internacional), desconocieron los alcances de La Haya. Francia lo hizo en 1974, cuando fue condenada por sus ensayos nucleares; y Estados Unidos renunció en 1986, cuando fue condenada por su responsabilidad en la colocación de minas en los puertos de Nicaragua. Y este último país, incluso volvió a desoír a las Naciones Unidas cuando decidió la guerra por el petróleo. Gran Bretaña (que también es parte del Consejo de Seguridad) y España también desconocieron a Naciones Unidas en esa oportunidad. Así, la Justicia Internacional apenas está en pañales en materia de autoridad.
Es cierto que las agudas crisis sociales y económicas que azotan a pueblos enteros en el planeta, como así también las guerras y los diversos avasallamientos ambientales que padece la humanidad, requieren una respuesta jurídica internacional porque la propia supervivencia está amenazada. Pero, la justicia internacional todavía no ha dado pasos firmes, apenas es un esbozo, un frágil eco que todavía no logra imponerse.
Esto no significa que el derecho deba ser tenido en cuenta como una garantía automática e infalible de justicia o democracia. No obstante; el derecho internacional es tan necesario como imprescindible para resolver los agravios que los Estados perpetran unos a otros. Por eso se han creado normas objetivas que limitan y diferencian a los comportamientos legales de los ilegales, como así también los procedimientos para aplicar esas normas. Como ejemplo, el Estatuto del Río Uruguay, y que hoy circunscribe el diferendo en la cuestión de fondo entre Argentina y el vecino país.
Pero hay que tener en cuenta que más allá del Estatuto, las normas en su totalidad no proceden del Estado, ya que las costumbres de las sociedades y con ella “la licencia social” son generadas y aportadas por las comunidades.
Sabiamente, la “razón de Estado” está limitada para que el “Estado no pierda la razón”. Así, el derecho y la democracia están vinculados mediante ese concepto que se ha tornado más legible en Argentina desde 1983 a la fecha: “El Estado de derecho”.
Ese concepto implica que los Estados se someten a reglas y a principios superiores como la separación de los poderes, las normas fundamentales que se expresa en la Constitución y el respeto a los Tratados Internacionales. En otras palabras, el Estado acepta la limitación de su propio poder. Y lo acepta porque se entiende a la luz de la experiencia de la humanidad, que limitar el poder es una condición indispensable para el propio ejercicio de la democracia. Para las comunidades, esa limitación de poder o el Estado de derecho no son suficientes en términos de satisfacción. No hay que olvidar que más allá de los mecanismos institucionales, la democracia es la búsqueda, siempre incompleta, de la inserción de todos en los mecanismos de decisión que afectan al interés general y particular de los ciudadanos.
Inversiones como la de Botnia en Fray Bentos, claramente responden a intereses financieros y económicos que requiere el poder del Estado en su expresión más mínima e incluso logran muchas veces hasta eclipsarlo. Por eso, en la realidad inversiones como la de Botnia se presentan con la cosmética del derecho pero hacen a la destrucción del derecho mismo.
Ya se sabe, mediante acuerdos sobre inversiones extranjeras como la que firmó Uruguay con Finlandia, el Estado renuncia a legislar en varios frentes: en el fiscal, en el social, en el ambiental, e incluso queda sometido a un arbitraje más proclive a la inversión que a la aplicación rigurosa del derecho de las comunidades. Así, los Estados asisten, ya sea por impotencia o por complicidad, al incremento de las desigualdades y de la injusticia.
La demanda de derecho en Gualeguaychú es grande y urgente. Se expresa principalmente en materia de protección a la vida y a vivir en un medio ambiente sano.
Y para lograr la vigencia de esos derechos -reconocidos internacionalmente- tiene procedimientos que no sólo son limitados (el Estado debe litigar por Gualeguaychú), el acceso a la comunidad es dificultoso por secreto de Estado y las normas de fondo son incompletas. Así, los ciudadanos se han atrincherado en Arroyo Verde, sabiendo que es lo único que les queda para expresar que no otorgarán la licencia social, más allá de lo que diga La Haya. Es decir, aún cuando la Corte Internacional diga que Argentina tiene razón y que Uruguay violó el Tratado, Gualeguaychú seguirá diciendo que no le otorga la licencia social a Botnia. Son dos estamentos diferenciados: por un lado, la resolución de La Haya en materia de derecho internacional y cuyo equilibrio no está garantizado; y por el otro, la negación a otorgar una licencia social que Gualeguaychú jamás renunciará. No hay juez que pueda dictar algo en contrario, porque se trata de una conciencia y un convencimiento social, no de una violación a la ley.
Por otro lado, este convencimiento social que expresa Gualeguaychú, en realidad desnuda la hipocresía que existe cuando se afectan el dominio económico y financiero (a pesar de los Estados), y demuestra que la impunidad de empresas como Botnia no sólo sigue siendo insultante sino que persiste por el desprecio al derecho internacional. Naciones Unidas tiene una histórica deuda con el Estado de derecho: construir un orden jurídico internacional pero de carácter universal, sin excepciones; no como las que toleró contra dos Estados que son -no es menor el dato- miembro de su Consejo de Seguridad como Francia y Estados Unidos.
Un viejo refrán popular dice que para restaurar la armonía, es necesario que todo problema encuentre su solución. Parafraseando a ese refrán, se puede concluir que es esencial que todo litigio -y mucho más si es internacional- encuentre un juez.
Por último, es preferible el carácter imperfecto de la justicia internacional que al ejercicio de la soberanía de Estados doblegados por las inversiones foráneas. Esto es: un tribunal puede corregir la arbitrariedad del poder de turno; pero la arbitrariedad del poder de turno no tiene capacidad correctiva por sí misma.
Nahuel Maciel (nahuelmaciel@diarioelargentino.com.ar)

¿COMO NACIÓ UNA LUCHA QUE LLEVA MÁS DE 4 AÑOS?

COMO NACIÓ UNA LUCHA QUE LLEVA MÁS DE 4 AÑOS?
1 mensaje
Ctro de Prot. a la Naturaleza 11 de febrero de 2008 23:18
Para: Agenda Santa Fe

05/02/2008
5 - ¿COMO NACIÓ UNA LUCHA QUE LLEVA MÁS DE 4 AÑOS?
La trinchera de Arroyo Verde

Boletín quincenal Nº80 - Especial Prensa De Frente en Entre Ríos - La nueva expresión del sistema capitalista se encuentra hoy en una etapa de avance y saqueo de los bienes naturales pertenecientes a los llamados “países del tercer mundo”. Mientras la Unión Europea crea leyes para proteger el medio ambiente, prohibiendo a las pasteras de celulosa la utilización de dióxido de cloro, las potencias arriban a la región con sus “industrias basuras”, en los países ‘periféricos’, con la complicidad de los gobernantes locales.

América Latina constituye el primer centro de atención para la devastadora continuidad de las economías de las potencias. Rica en agua, minerales, gas, petróleo, biodiversidad y tierras fértiles aptas para cualquier tipo de cultivo. En 1992, el vicepresidente del Banco Mundial, Laurence Summers, aconsejó en un discurso:“Entre nosotros, ¿no debería el Banco Mundial alentar una mayor transferencia de industrias sucias al Tercer Mundo? Numerosos países se encuentran muy limpios, por lo que sería lógico que recibieran industrias sucias y residuos industriales ya que tienen una mayor capacidad de absorción de contaminación sin que produzcan grandes costos. Los costos de esta contaminación están ligados al aumento del retroceso de la mortalidad. Desde este enfoque, una cierta cantidad de contaminación perniciosa debiera ser realizada en países con costos más bajos, con menores salarios, por lo que las indemnizaciones a pagar por los daños serán también más bajas que en los países desarrollados. Creo que la lógica económica que existe en la exportación de una carga de basura tóxica a un país con salarios más bajos, es impecable y debemos tenerla en cuenta. Las sustancias cancerígenas tardan muchos años en producir sus efectos, por lo que esto sería mucho menos llamativo en los países con una expectativa de vida baja, es decir en los países pobres, donde la gente se muere antes de que el cáncer tenga tiempo de aparecer.”

En la zona de la cuenca del Río Uruguay la instalación de industrias sucias que producen pasta de celulosa ya ha arrancado su carrera, y van por más. A unos doce kilómetros del Puente Internacional San Martín que une a la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, con la ciudad uruguaya de Fray Bentos, se encuentra ‘la trinchera de Arroyo Verde’. Allí permanece ya por más de un año y dos meses el corte de ruta más largo de nuestra historia, que impide el paso a las tierras uruguayas, a causa de la instalación de la pastera de capital Finlandés, Botnia.

“En el 2002, un grupo uruguayo que se llama Guayubira, dio la voz de alerta a los entrerrianos, se enteraron de lo que iba a pasar, que venía ENCE primero (pastera de capital español), y ellos alertaron a los ecologistas de acá, de Gualeguaychú, que en ese momento eran pocos.” Cuenta Alejandra, una de las asambleístas de Gualeguaychú. A partir, de ahí arranca la historia, este grupo de ecologistas comienza a difundir el tema por radios, diarios y volantes . “Pero es como que no había mucha organización y decisión.” Reconoció en dialogo con Prensa De Frente Alejandra. “Hacia octubre del 2003 se hizo la primera marcha, fue una abrazo simbólico con el Uruguay, entre uruguayos y argentinos, creo que fueron 500 personas esa vez.”

Se siguió avanzando con el tema y se conforma el grupo de vecinos autoconvocados y se empieza a constituir la asamblea. Hasta que para el 2005 se hizo un gran trabajo de concietización hacia el pueblo de Gualeguaychú. Se difundía lo que significaba la instalación de las pasteras en la cuenca del Río Uruguay a través de material audiovisual que les acercaba el grupo Guayubira de Montevideo. Así se llegó a pasar el material y dar charlas, escuela por escuela. “En una de esas escuelas estaba trabajando yo, y ahí me enteré" dijo Alejandra y agregó "Fueron repartieron unos folletos con la información básica. A los chicos les llegaron mucho las imágenes de este video, y a nosotros también. Realmente no estábamos enterados”.

Así, con la noticia de la construcción de la pastera comezaron a organizar la convocatoria de más gente a la lucha. Durante los fines de semana se recorrían las calles de Gualeguaychú con un auto que llevaba dos parlantes y una batería, desde donde se transmitía con música e información lo que estaba pasando y de esta manera, se convocaba a la gente para participar en las asambleas.

El 30 de abril del 2005 el puente internacional se llenó de gente, fue la primera marcha masiva donde se encontraron más de 40 mil personas, argentinos y uruguayos, unidos en otro abrazo simbólico contra la instalación de Botnia y ENCE. “Ese día estaba todo el mundo, nadie pensaba que iban a estar todos. Era todo Gualeguaychú, mirábamos a los costados y teníamos a los vecinos, a los amigos, los compañeros de trabajo, los alumnos, y no paraba de llegar gente.” Recuerda Alejandra, admirada por la reacción que tuvo el pueblo, que se fue reproduciendo durante cada año.

La asamblea de a poco se iba conformando. A partir de ese 30 de abril el tema comenzó a internarse en la conciencia del pueblo. La asamblea se fue abriendo, invitando a vecinos, conocidos, amigos y familiares. “Empezamos a organizarnos con las volanteadas, mandar comunicados a los medios, armar los textos, coordinar a qué hora se volanteaba, quién iba, quién no iba. Entonces ahí comenzó la comisión de acciones. O sea, la asamblea decidía una acción, y la comisión de acción la ejecutaba, o veía como se hacía, después participaba todo el mundo”.

Las medidas de lucha que se habían tomado, parecían no ser suficientes. Por un lado se socializó la información hacia la población; por el otro se siguieron las medidas legales, pero no había respuestas por parte del Gobierno de la Nación, ni de la cancillería, fue así como, “pensamos en pasar a medidas un poco más fuertes”, aseguró Alejandra.

Llegó el corte de ruta. La estrategia era visibilizar el conflicto a nivel nacional e internacional, entorpecer el paso de mercaderías, en particular los camiones que llevaban materiales para Botnia. Masificar lo que estaba sucediendo. “Nadie había cortado una ruta, le buscamos todas las vueltas, pero llegado el momento decidimos hacerlo. Había que ir y cortar y no quedaba más remedio. Nuestros primeros cortes fueron de pocas horas, de dos y tres horas. No sabíamos como hacer un corte, no teníamos experiencia, se fue aprendiendo todo acá, a costa de equivocarse. Había veces que anunciábamos a una hora el corte y nos encontrábamos que los turistas pasaban dos horas antes, porque estaba anunciado y por allá se quedaban un par en el camino, que esos sí se ponían pesados. Entonces muchas veces se armaba un grupito de duros, que iba a armar antes el corte de la hora anunciada y después íbamos nosotros.”

Antes de llegar a Arroyo Verde, una trinchera natural, donde la ruta está atravesada por un arroyo, y sólo se obstaculiza el paso con un acoplado y una barrera que tiene un candado, se cortaba esporádicamente en el cruce de la ruta 136 y la ruta 20. Allí, cuenta Alejandra, “primero parábamos los camiones, que suponíamos que podían pasar materiales para Botnia, eso fue a comienzos del 2006. Nos tirábamos delante de los camiones para que pararan y nos mostraran la hoja de ruta, para ver a dónde iban, qué llevaban. Obviamente no teníamos autoridad para hacerlo y la gendarmería como control, tampoco lo hacía por nosotros.”

Ante esta presencia en las rutas de los asambleístas el gobierno se mantuvo en silencio, sin ordenar a las fuerzas de seguridad la disuasión del conflicto a través de la represión. “Dejaba hacer”. Optó por la estrategia del desgaste, pero se le fue de las manos. “Nos dejaba porque creía que nos íbamos a cansar, que iba a ser cosa de un tiempito, creo que nunca pensó que iba a crecer tanto el movimiento. En su momento pudo levantar el corte, no lo hizo, y después pasó a ser un costo político tan importante que nunca lo tomó. ”

Dentro del Estatuto del Río Uruguay, son varios los capítulos que se contradicen con la instalación de Botnia. En particular, el capítulo II, que refiere a ‘la navegación y a las obras a realizarse’; el capítulo VII, donde se describe ‘el aprovechamiento de las aguas’, el capítulo IX, acerca de la ‘conservación, utilización y explotación de otros recursos naturales’, y el capítulo X, que se titula ‘Contaminación’. Se encuentran totalmente incumplidos los artículos acordados entre ambos países, que procuran preservar las aguas del río y la biodiversidad que lo rodea. La Comisión Administradora del Río Uruguay (C.A.R.U) no se ha hecho responsable de informar y evaluar debidamente si la realización de las obras afectaría a una de las partes. Tampoco se hizo un referéndum del lado argentino para considerar la aceptación de la instalación de las pasteras.

Ante esta violación por parte del gobierno uruguayo, la asamblea de Gualeguaychú presionó desde un primer momento al gobierno nacional argentino para que apele a la Corte Internacional de la Haya, como lo establece el propio estatuto. Sin embargo, el gobierno de Néstor Kirchner accedió a esa instancia legal, cuando se sabía que al momento en que la corte diera el veredicto, la planta ya iba a estar funcionando. La Haya aún no se ha expedido, por lo que la asamblea intervino con una medida cautelar para que hasta que no esté la resolución, Botnia no continúe produciendo. Esta medida fue rechazada por la misma corte. Más allá del reclamo, no hay confianza en la corte internacional, se sabe que sus jueces son los representantes de los países que lideran la economía mundial.

“El veredicto de la Haya se espera para fines del 2008, nosotros no tenemos esperanzas de que falle a favor nuestro. El gobierno muchas veces ha dicho ‘fuimos a la Haya porque ustedes lo pidieron’; ‘hicimos lo que ustedes pidieron’. Lo pedimos porque lo decía el estatuto, lo tenía que hacer desde el primer momento en que se enteraron del incumplimiento.” Manifiesta Alejandra.

Existe un grupo técnico que es parte de la asamblea, y que trabaja en la parte de investigación científica sobre los elementos contaminantes que puede llegar a ocasionar la planta. No obstante, este grupo estuvo bastante discutido, ya que, refiere Alejandra, “cuando la asamblea se conformó se dijo que se iba a mantener en el plano de lo social, y que llegar a conformar grupos técnicos muy específicos, sobre el tema de la contaminación podría llegar a hacer que cayéramos en una trampa. Porque nosotros no estamos discutiendo si contamina un poquito más un poquito menos, estamos discutiendo que no queremos ahí a esa planta, o sea, no queremos ningún nivel de contaminación. Si entras en un argumento técnico, estás aceptando que va a estar la planta.”

Hoy la lucha de Gualeguaychú es una referencia para muchas otras luchas que se están dando hacia el interior del país. “Nos dimos cuenta que Botnia era solo la punta del cabello de un gigante que no sabíamos donde terminaba.” Compara Alejandra, al pensar en la dimensión que ha tomado el conflicto. La instalación de las minas a cielo abierto; el monocultivo de soja transgénica; la deforestación; el exterminio de los bosques nativos; la extranjerización de la tierra, el éxodo rural; la precariedad de la vida, son las distintas variables que responden a un mismo modelo económico impuesto, de saqueo, pobreza y vaciamiento de las riquezas naturales.

Es por esta razón que uno de los puntos claves de esta lucha es la articulación con las demás luchas territoriales para potencializar el conflicto. La Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), es un espacio nuevo, cuya creación responde a esta necesidad, donde el reclamo de la Asamblea de Gualeguaychú, Colón y Concordia contra la instalación de las pasteras se une junto a otras voces que, en todo el país, denuncian este sistema injusto y desigual.



REDUZCA-REUTILICE-RECICLE # PARE DE CONSUMIR !!
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA.
www.renace.net

lunes, 4 de febrero de 2008

Consideraciones sobre el estudio difundido por la Ong Green Cross





Ante el informe emitido por la ONG internacional Green Cross
y ante las dudas planteadas en cuanto al verdadero nivel de producción actual de la planta de Botnia, queremos manifestar nuestra opinión a la comunidad de Gualeguaychú, tratando de aclarar las dudas planteadas.
1 –El estudio realizado por Green Cross consistió en la determinación de la concentración en el aire de solamente dióxido de azufre entre el 11 de octubre y el 30 de noviembre de 2007 (unas 1.000 determinaciones), mediante una estación de muestreo ubicada aproximadamente a 12 km de la planta de Botnia. Como conclusión del mismo la presidenta de la sede local de Green Cross, Marisa Arienza, afirmó que “los niveles en el aire de dióxido de azufre, del que ‘se derivan los posibles gases peligrosos que podrían emanar de la planta’ no sufrieron ninguna variación antes y después de que Botnia iniciara sus operaciones” (APF, 20/01/08).
Cabe acotar que las operaciones de Botnia se iniciaron el 10 de noviembre de 2007.
A partir de estas manifestaciones han surgido innumerables comentarios en diversos medios periodísticos de amplia llegada a la población, por ejemplo, el aparecido en un conocido matutino bajo el titulo de “Un Apocalipsis que no llega” que expresa que “un reciente estudio científico sostiene que Botnia no contamina” (Clarín, 27/01/08).
Estos comentarios carecen de todo sustento científico y son claramente perjudiciales para la justa lucha que mantiene toda una comunidad en contra de este emprendimiento contaminante.
Nuestra opinión al respecto es la siguiente:
a) Las emisiones atmosféricas de una planta de celulosa contienen un elevado número de sustancias contaminantes, entre las que se encuentra el dióxido de azufre, que no es precisamente de las más tóxicas. La mayor parte de estos compuestos son netamente perjudiciales para la salud de la población y provocan efectos contaminantes en los diversos componentes de los ecosistemas. Según lo declarado por la propia empresa Botnia, sus emisiones atmosféricas contienen: polvo (material particulado); azufre en forma gaseosa, discriminado en dióxido de azufre y azufre reducido total; óxidos de nitrógeno; gases de efecto invernadero; compuestos clorados; y emisiones volátiles.
b) Ya expresamos con toda claridad en el documento titulado INFORME SOBRE VIGILANCIA AMBIENTAL EN EL RÍO URUGUAY (punto 8: Programa de vigilancia continua del aire), que:
“De acuerdo con la bibliografía consultada, las ‘emisiones atmosféricas’ de las plantas de celulosa representan el mayor problema para la salud de la población próxima a la planta, en especial el material particulado (por su toxicidad y la distancia que puede recorrer) y dentro del mismo, los denominados PM10 y PM2.5 (material particulado menor de 10 y de 2,5 micrones, respectivamente).
Por este motivo, consideramos de significativa importancia el control continuo del aire próximo a la planta con la determinación de los gases clásicos presentes en las emisiones gaseosas de estas plantas (óxidos del nitrógeno, óxidos del azufre, sulfuro de hidrógeno, compuestos reducidos del azufre, dióxido de cloro)
, compuestos orgánicos volátiles (VOC), compuestos sulfurados y opacidad. Es particularmente importante determinar la cantidad total de material particulado (sólido y líquido) y los contaminantes que el mismo puede arrastrar (sulfuro de hidrógeno, material nitrogenado, metales, dioxinas y furanos, etc.).
También lo es, discriminar la cantidad y composición de PM10 y PM2.5. Es imprescindible contar con estaciones captadoras especializadas para cada tipo de material particulado, distribuidas convenientemente en al menos tres ubicaciones de muestreo, una en la ciudad y dos lo más cerca posible de las chimeneas de la planta en territorio argentino, por ej., una en el puente y otra en frente mismo a la planta de BOTNIA.” Más aún, lo ideal sería tener un control continuo de las emisiones a la salida de la chimenea, pero por razones obvias no se puede efectuar en ese lugar.
c) Nos llama la atención que Green Cross, que seguramente cuenta con asesores científicos calificados, y por lo tanto conoce los compuestos realmente tóxicos presente en dichas emisiones, pretenda evaluar si el aire ambiental de la zona próxima a la planta de Botnia ha sufrido o sufrirá modificaciones contaminantes debido al inicio de actividades de la misma, mediante el control de solamente uno de los productos presentes en sus emisiones y que precisamente no es uno de los más críticos. El hecho de que dicho parámetro se mantenga dentro de los limites permitidos por las legislaciones vigentes (aunque los controles se realicen durante años) no excluye la presencia en el aire de otros tipos de sustancias de elevada toxicidad provenientes de las emisiones atmosféricas de la pastera
.
d) Esto nos despierta profundas dudas respecto a los objetivos y a la intencionalidad de dicha organización en la realización de este estudio, ya que pretender controlar el aire próximo a una pastera mediante el dosaje del mencionado gas, a una distancia de 12 km, sin tener en cuenta el control de los otros compuestos de elevada toxicidad presente en dichas emisiones, seria realmente un simulacro de control del aire ambiental.
e) Un claro ejemplo de esto es que durante el tiempo en que ellos estuvieron midiendo se sintieron en la zona en varias oportunidades olores nauseabundos (a huevo podrido), seguramente por la presencia de compuestos reducidos del azufre. Nos preguntamos entonces por qué no determinaron estos compuestos: ¿será porque la ONG no cuenta con los medios para hacerlo o será porque no los consideran contaminantes?
f) Una buena vigilancia ambiental es mucho más que un control de dióxido de azufre en el aire. Según nuestro parecer consiste en un control estricto y permanente de los ecosistema regionales, cuyo objetivo primordial es el de detectar e informar con la mayor celeridad las posibles alteraciones físicas, químicas y biológicas en los ecosistemas aledaños a la planta de BOTNIA, especialmente en la calidad de las aguas del Río Uruguay, de su biota y del aire circundante, debiendo contar con los siguientes programas, que están perfectamente detallados en nuestro documento, ya mencionado, INFORME SOBRE VIGILANCIA AMBIENTAL EN EL RÍO URUGUAY:
Programa de vigilancia contínua del aire
(punto 8).
Programa de vigilancia del Río Uruguay (punto 9).
Programa de vigilancia periódica de contaminantes de elevada toxicidad en los ecosistemas próximos (punto 10).
Programa especial de alerta temprana y respuesta a posibles contingencias (punto 11).
g) Estamos seguros que la realización del tipo de estudios que nos ocupa, con la medición de solamente uno de los componentes gaseosos emitidos a 12 km de la planta, no contribuye en lo más mínimo a la realización de una vigilancia ambiental efectiva y solamente sirve para sembrar dudas en la población y para ser utilizada de manera inescrupulosa, como ha ocurrido en este caso, por intereses presumiblemente funcionales a la pastera.
h) Como conclusión, y estando completamente persuadidos de que el funcionamiento de la planta de Botnia afectará nuestros ecosistema en forma sensible, continua y progresiva, afectando la salud de la población, nuestra forma de vida y el modelo de ciudad que hemos adoptado, pensamos que una vigilancia ambiental, para arribar a conclusiones valederas, tiene que ser realizada con seriedad, responsabilidad, idoneidad profesional y cumpliendo con las prioridades que hemos detallado en nuestro informe. No obstante, no queremos dejar de mencionar dos aspectos fundamentales que habrían hecho innecesaria esta vigilancia y que fueron poderosas razones de los vecinos de Gualeguaychú desde el inicio de la lucha contra la instalación de Botnia:
LA VIOLACIÓN FLAGRANTE EN VARIAS OPORTUNIDADES DEL TRATADO DEL RIO URUGUAY Y LA FALTA TOTAL DE CONSULTA A LA POBLACIÓN ENTRERRIANA SOBRE LA INSTALACIÓN DE ESTE EMPRENDIMIENTO EN LA ZONA ELEGIDA, NO TENIENDO EN CUENTA EL PRINCIPIO DE LICENCIA SOCIAL.
2 – En relación al nivel de producción actual de Botnia, queremos señalar que estamos convencidos por la información que disponemos y la opinión de asesores externos que la empresa Botnia esta funcionando apenas en un 20-30 % de lo proyectado por la misma (1.000.000 DE TONELADAS ANUALES).
Trataremos de explicarlo lo más simplemente posible:
Existen dos formas de estimar el nivel de producción real de Botnia sin equivocarse. La primera es seguir el flujo de madera entrando a la planta en camiones. La segunda, que puede hacer uso de la primera, estima el ritmo de marcha de la planta, considerando el nivel de producción y el tiempo de operación real en un período determinado (usualmente se toman 30 días). La planta estará realmente marchando según el diseño cuando produzca cerca de su nivel en todo el período, ¡no sólo unos pocos días o unas pocas horas!
Nivel de Producción. De acuerdo a varios antecedentes y la referencia que figura más abajo, para llegar a un nivel de producción de 100% (1.000.000 de toneladas al año) se debe cumplir lo siguiente:
Producción de Diseño de Botnia
Pulpa a producir (diaria) en toneladas secas al aire (340 días operación/año) = 2.941 adt/día
adt = toneladas secas al aire con 10% humedad
Relación Pulpa Producida/Madera Entrante (considera diferencia de humedad + perdidas en el proceso) = 0,31 (31 %) (tomamos un valor conservador, pues varía de 0,32 a 0,25)
Madera entrante necesaria por día = 9.550 wt/día
wt = toneladas húmedas al 40% humedad (valor conservador, puede ser hasta 48-50%)
Carga media por camión (madera con 40% de humedad) = 22 wt/camión *
* Referencia: Socio-economic Study of the Impacts of Botnia S.A. Pulp Mill Project in Uruguay, Metsa-Botnia, June 2004, 3.2.6, p 42. Presentado al B. Mundial.
Ingreso diario medio de camiones necesarios = 435 camiones/día
A esto puede agregarse que los camiones normalmente sólo descargan durante el día (por razones de seguridad), usualmente de 8 a 18 hs. Si este es el caso en Botnia, en ese horario deberían ingresar a la planta y descargar unos 44 camiones por hora (cantidad varias veces superior a la que entra actualmente, según la información con que contamos).

De acuerdo a los datos que disponemos entran generalmente a la planta de Botnia de 50 a 60 camiones diarios, con un máximo de 120. Si tomando un valor muy conservador de 100 camiones diarios el ritmo de producción actual sería de 23 % (100 / 435 = 0,23).
Tiempo real de operación. Una planta como la de Botnia no puede operar (cuando lo hace) a menos de 60 % de su capacidad y a esta altura es imposible que supere el 80 %. Según la información que disponemos opera un tiempo neto de unas 260 h mensuales y si suponemos que lo hace al 70% del nivel de diseño, entonces su ritmo de producción real es de sólo 25 % promedio mensual:
A Tiempo total mensual = 720 h
B Tiempo de operación neto mensual = 260 h
C Tiempo neto de operación = 0,36
D Nivel de operación = 0,70
E Ritmo de producción real, C x D x 100 = 25%
Autores:Médico Martín Ignacio Alazard
Bioquímico Carlos Augusto Goldaracena
Ing. Químico Jorge Horacio Razetto
(Integrantes del Grupo Técnico de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú).